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Máquinas de coser profesionales mejores tipos y modelos

La necesidad de coser, es decir, de unir distintas partes para crear un nuevo artefacto, ha acompañado al ser humano desde los primeros siglos de su existencia. De hecho, existen hallazgos prehistóricos, que se remontan al Paleolítico, de rudimentarias agujas de coser a mano fabricadas con fragmentos de huesos y puntas de cuernos de animales. La operación de costura se completaba utilizando los tendones de los propios animales cazados como hilo para satisfacer las necesidades fisiológicas de alimentación.

¿Qué partes se unían? ¿Para crear qué? Evidentemente, las pieles de los animales mencionados, unidas para confeccionar prendas que protegieran las partes vitales y abrigaran de los elementos.

Tuvieron que pasar varios milenios y una larga evolución del ingenio humano para que aparecieran las primeras agujas de hierro, que datan de la Baja Edad Media (alrededor del siglo XIV).

Con el progreso de la tecnología, que desembocaría en la Revolución Industrial, algún iluminado empezó a pensar en la posibilidad de hacer mecánica, y por tanto más fácil y rápida, la operación de coser, dando lugar a una apasionante y controvertida carrera por patentar la primera máquina de coser (o máquina de coser).

Máquinas de coser: qué son y cómo nacen

Empezando por lo básico, es decir, la definición académica proporcionada por la autoridad de Treccani, una máquina es «un instrumento, aparato, dispositivo que consta de un número variable de partes interconectadas, diseñadas para realizar determinadas acciones«. En este caso, la acción básica de la máquina es coser, o – citando de nuevo a Treccani – «unir piezas u otras prendas cosiéndolas«.

Los primeros datos sobre la invención de una máquina de coser se remontan a mediados del siglo XVIII, más concretamente a 1755, cuando el alemán Karl Friedrich Wiesenthal obtuvo la patente de un sistema mecánico de costura basado en una aguja de doble punta con un ojo central. Sin embargo, el diseño del inventor alemán no iba acompañado de la documentación técnica adecuada, por lo que siempre fue muy difícil atribuirle la autoría de la primera máquina de coser real.

En 1790 le llegó el turno al inglés Thomas Saint, que patentó un sistema capaz de coser en cadena sobre materiales de cuero y lona. El prototipo aún se conserva en el Victoria and Albert Museum de Londres.

Tras los intentos del vienés Joseph Madersperger, que experimentó con distintos tipos de máquinas y formas de coser pero nunca consiguió resolver el problema de tener que recargar el aparato cada 160 puntadas, uno de los grandes avances en este campo llegó en 1829 gracias al francés Barthélemy Thimonnier.

Fue este sastre de L’Arbresle, una comuna de la región del Ródano, quien creó y difundió con éxito el primer modelo verdaderamente práctico de máquina de coser. Obtuvo la patente en julio de 1830 e inmediatamente abrió también la primera empresa textil del mundo, dedicándola a la producción de uniformes militares para el ejército francés. Una pequeña revolución que asustó mucho a los sastres locales, que se rebelaron por miedo a quedarse sin trabajo y asaltaron la fábrica para destruir las máquinas e incendiar el cobertizo. Posteriormente, la mayoría de ellos fueron detenidos y condenados a unos meses de prisión por la Corte Real francesa. Afortunadamente, algunos ejemplares de la máquina de Thimonnier escaparon al motín destructor y han sobrevivido hasta nuestros días. Uno de estos modelos se expone en el Museo de Ciencias de Londres.

El afán por patentar la «máquina de coser perfecta» también se extendió al extranjero, a Estados Unidos. Probablemente sólo Walter Hunt no se vio afectado, ya que en 1832 construyó una máquina de lanzadera de dos hilos de gran éxito que decidió no patentar para no afectar al empleo y evitar encontrarse con la desagradable experiencia de su colega francesa unos años antes.

El primer prototipo real de máquina de coser capaz de incorporar eficazmente todas las innovaciones introducidas en las décadas anteriores fue el construido en 1844 por el inventor inglés John Fisher, dos años antes que Elias Howe (para un proceso que utilizaba hilo de dos fuentes diferentes) y unos buenos seis años antes que el primer modelo Singer. Desgraciadamente para Fisher, el procedimiento de solicitud de la patente no transcurrió con normalidad y el propio Isaac Merritt Singer se burló de él, abriendo una época que se conoció como la «guerra de las patentes».

Aparte de las disputas legales, las máquinas de coser Singer tuvieron un éxito enorme y dominaron el mercado ya a los pocos meses del lanzamiento de los primeros modelos (también gracias a la introducción del sistema de compra a plazos, un truco ingenioso para la época) y aún hoy siguen siendo una de las marcas más famosas del sector.

En cuanto al progreso técnico de las máquinas de coser, excluyendo los últimos modelos electrónicos y conectados a la red, podemos identificar básicamente tres estados evolutivos: mecánica de mano, mecánica de pie y motor eléctrico.

Los primeros modelos de máquinas de coser eran mecánicos y requerían una gran intervención del operador. Se accionaban a mano, mediante una manivela aplicada al volante, y había que utilizar las dos manos: la derecha hacía avanzar la tela, produciendo el movimiento de la aguja y la canilla; la izquierda se encargaba de controlar y dirigir el material a coser.

Más tarde se introdujo el pedal. Colocado bajo la mesa y accionado con el pie, accionaba el movimiento de la aguja liberando ambas manos para permitir un guiado más preciso de la tela.

En el siglo XX se introdujeron las máquinas eléctricas, con un pequeño motor para accionar el movimiento de la aguja, lo que aumentó la frecuencia de puntada y la precisión general de la operación.

Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la mayor parte de la industria textil se dedicó a la producción bélica, los avances tecnológicos en el sector se centraron principalmente en la practicidad de uso y transporte de las máquinas de coser. Se introdujeron materiales cada vez más ligeros, pero capaces de satisfacer las exigencias del mercado en cuanto a robustez y rendimiento a largo plazo.

La evolución continuó hasta los años setenta y ochenta, cuando las máquinas de coser alcanzaron las formas y funcionalidades que conocemos hoy, tanto en el ámbito industrial como en el doméstico.

¿Cuántas y qué tipos de máquinas de coser existen?

Las cortadoras rotativas de tela están disponibles en distintos tipos diseñados para satisfacer necesidades de corte específicas.

Ampliamente utilizadas tanto por aficionados como por profesionales, las cortadoras rotativas manuales cuentan con una cuchilla circular que gira al empujarla a través de la tela, ideal para cortes curvos, detallados y lineales. Las versiones con mango ergonómico ofrecen mayor comodidad durante un uso prolongado, reduciendo la fatiga de manos y muñecas, lo que las hace preferibles para trabajos intensivos de larga duración.

Algunos cutters están equipados con cuchillas dentadas, muy útiles para crear bordes decorativos o para procesar materiales que tienden a deshilacharse con facilidad, mientras que otros tienen cuchillas festoneadas, que producen un borde ondulado particularmente apreciado para algunas decoraciones especiales. Las cortadoras de doble cuchilla, por su parte, permiten cortar dos líneas paralelas al mismo tiempo, lo que acelera enormemente la creación de tiras de tela, para utilizarlas, por ejemplo, para acolchar.

Accionadas por un motor, las cortadoras eléctricas permiten cortar grandes cantidades de tejido de forma rápida y con la máxima precisión, minimizando el esfuerzo físico de los recursos empleados en la industria textil y la sastrería profesional. Algunos modelos están equipados con guías integradas, que ayudan a mantener una línea de corte recta y precisa, por lo que son ideales para usuarios principiantes o que necesitan un cuidado extra al realizar cortes rectos.

Por último, las cortadoras de presión, que funcionan aplicando presión hacia abajo sobre la cuchilla durante el corte, son herramientas perfectas para procesar tejidos gruesos o en capas.

Características de una máquina de coser profesional

Las máquinas de coser profesionales están concebidas y diseñadas para satisfacer las exigencias más diversas del mercado. Sastres profesionales, talleres, pequeñas, medianas y grandes empresas textiles necesitan estar equipados con máquinas de coser multifuncionales, rápidas y extremadamente precisas, capaces de maximizar la producción sin escatimar en calidad.

Precisamente porque se utilizan durante largos periodos a su máxima capacidad, las máquinas de coser profesionales deben garantizar unos elevados estándares de robustez, resultado del uso de materiales y mecánicas de alta calidad.

La velocidad y la potencia de los motores integrados permiten a las máquinas profesionales trabajar a altas velocidades sin comprometer el éxito de la costura en cualquier tipo de tejido o material, incluso los más gruesos y complejos de procesar.

En este sentido, una característica clave es precisamente la dotación de avanzados sistemas de alimentación (o transporte) del tejido, que garantizan un avance uniforme del material durante el cosido, reduciendo el riesgo de arrugas o manchas. En la práctica, ésta es una de las diferencias más importantes con respecto a una máquina de coser doméstica tradicional, a la que muy a menudo es necesario añadir un doble prensatelas precisamente para superar el problema de las arrugas y rebabas en la puntada.

Precisamente en lo que respecta a las puntadas, las máquinas profesionales ofrecen una amplia selección de puntadas, incluidas puntadas decorativas, elásticas, en zig-zag, puntadas especiales y caracteres alfanuméricos útiles para cualquier proyecto creativo.

Otra característica clave de estos modelos es la amplia zona de trabajo y la presencia del brazo libre, que hace que incluso las costuras más complejas, como las de prendas tubulares como mangas y pantalones, sean especialmente fáciles y precisas.

Por último, las máquinas de coser profesionales ofrecen una serie de ajustes avanzados que permiten a los usuarios personalizar las configuraciones para adaptarlas a los requisitos específicos del proyecto, desde el corte automático del hilo hasta el recorte automático, desde los programas de costura automatizados hasta el intercambio de datos de procesamiento con sistemas de control del ciclo de producción informatizados.

Guía de compra: cómo elegir una máquina de coser

Las preguntas que debes hacerte antes de comprar una máquina de coser son: ¿Cuál es mi proyecto? ¿Qué necesito coser? ¿En qué tejidos?

Por lo tanto, es muy importante tener claros los límites y las características de tu proyecto creativo. A partir de esta valoración previa, puedes proceder a elegir modelos según características, funcionalidad, accesorios y precio.

Por ejemplo, quienes necesiten realizar operaciones puramente de sastrería, es decir, coser o remendar prendas, tendrán que elegir una máquina capaz de realizar lo mejor posible puntadas básicas, puntadas elásticas, puntadas de refuerzo y ojales, dejando de lado las puntadas creativas y las funciones de bordado.

Éstas, de hecho, resultan muy útiles para quienes desean realizar proyectos más creativos, que dedicarán su atención a aquellos modelos equipados con una amplia superficie de trabajo y capaces también de montar algunos pies de transporte especiales, como el pie de transporte doble para tejidos pesados o de varias capas, el pie de elevación doble para tejidos gruesos y pesados o el pie de movimiento libre para bordados y decoraciones.

Por último, para los amantes del patchwork y el acolchado, existen varios modelos electrónicos especialmente diseñados con infinidad de puntadas creativas y programas de costura específicos.

Si la duda principal radica en la elección entre una máquina de coser mecánica y una electrónica, la indicación general es que para trabajos básicos de sastrería (remiendos, dobladillos, etc.) y para coser tejidos ligeros a semipesados una máquina mecánica es más que suficiente. En cambio, para coser tejidos pesados, trabajos de alta precisión, proyectos creativos y producción en serie, es necesario un modelo electrónico.

Los mejores modelos de máquinas de coser profesionales

Especializados desde hace más de 40 años en el comercio y producción de recambios, piezas mecánicas, accesorios y soluciones complejas para el sector textil, en Fitex hemos desarrollado a lo largo del tiempo un amplio conocimiento de las marcas y modelos más importantes en el panorama de las máquinas de coser profesionales.

Por este motivo, nos gustaría destacar algunas de ellas que siempre han destacado por su fiabilidad, rendimiento e innovación tecnológica.

Con más de siglo y medio de historia en la industria de la maquinaria textil, la empresa alemana Durkopp Adler sigue manteniendo hoy en día unos altos estándares de calidad y uno de los equipos tecnológicos más desarrollados del mercado. A ello se añade la gran versatilidad de su propuesta comercial: la gama de productos que ofrece puede satisfacer cualquier necesidad en el campo de la costura industrial, desde la sastrería a la marroquinería, pasando por la automoción y la náutica.

Fruto de la ingeniería japonesa, las máquinas de coser Seiko siempre han destacado por su extraordinaria fiabilidad, calidad e innovación tecnológica desde los primeros modelos producidos a mediados del siglo pasado. Seiko ofrece una amplia gama de modelos adaptados a las diferentes necesidades industriales de sastres y fabricantes textiles, principalmente profesionales.

Las máquinas de coser Juki, por su parte, ofrecen un alto grado de sofisticación, gracias a sus componentes de gran fiabilidad, motores integrados de bajo consumo y la ayuda de sistemas de tecnología de la información y funciones electrónicas. La oferta Juki pretende responder constantemente a las continuas, exigentes y cambiantes demandas del mercado, produciendo modelos que combinan fiabilidad, seguridad, productividad y confort.

Robustas y extremadamente precisas, las máquinas de coser PFAFF garantizan costuras impecables en cualquier tejido. Construidas con materiales de alta calidad, están diseñadas para soportar un uso intensivo y durar incluso con una producción industrial continua.

Abanderada de la industria textil italiana desde 1881, las máquinas de coser Rimoldi, marca revitalizada y relanzada en los mercados internacionales por el empresario Antonio Pastorello, aúnan practicidad de uso, tecnología punta y diseño innovador, logrando combinar la tradición del Made in Italy (máquinas y piezas de recambio estrictamente producidas en Italia) con la innovación tecnológica necesaria para competir a nivel mundial. La empresa también concede una importancia extraordinaria a los servicios al cliente, que son atendidos con gran eficacia por un personal constantemente dedicado y un almacén de piezas de repuesto con más de 80.000 artículos.

Marca histórica en el sector textil, las máquinas de coser Singer han acompañado la actividad de muchas generaciones de mujeres y hombres gracias a una propuesta de máquinas de coser innovadoras y fáciles de usar. La filosofía de la empresa ha permanecido inalterada a lo largo del tiempo, proponiendo siempre modelos con el más alto equipamiento tecnológico disponible, sin desdeñar nunca la practicidad de uso. La oferta de Singer es realmente enorme, también porque la solidez y la calidad de los materiales utilizados han alargado considerablemente el ciclo de vida de modelos actualmente fuera de producción pero perfectamente funcionales y disponibles en el mercado de segunda mano.

Andrea Ferroli
Nadia Leonarduzzi

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